Todo cambia todo el rato
Un hecho. No una teoría, ni una interpretación. Por eso me gusta. Por eso tantas veces me sostiene.
Desde hace un tiempo, repito, y repito, en consulta la frase “Todo cambia todo el rato”. También fuera, para mí misma.
Es una de mis pocas verdades. Y sirve para salir de los "siempre", de los "nunca", de los "soy así" y de los "me es imposible hacerlo de otra manera".
Como dicen los del zen, cada momento es nuevo e irrepetible. Surge fresco, como fruto de todas las interacciones del universo entero (al estilo de lo que defiende la teoría del caos con el efecto mariposa). Por eso el siguiente instante será siempre una sorpresa. Aunque, desde nuestra ultra limitada mirada, la mayoría del rato nos parezca que las cosas no cambian, que siguen igual.
Fijémonos, por ejemplo, en nuestro cuerpo. Parece estable, constante. Cuando, en realidad, todo es movimiento, interacción y mutación. El corazón late, los músculos respiratorios trabajan, las tripas me hacen ruido... Cada célula no para de intercambiar con su exterior oxígeno, CO2, proteínas para crecer, desechos que aprovecharán otros... siendo su interior un hervidero de actividad (como se veía en la serie de los 80 "Érase una vez la vida"). Y la cosa se complica hasta parecer esotérica si bajamos más de escala, con las moléculas, los átomos, los quarks, etc.
Somos sistemas de sistemas, de sistemas. Mejor dicho, somos procesos de procesos, de procesos. Ya lo dijo Heráclito sobre el siglo V a.C,: no puedes bañarte dos veces en el mismo río.
Clave
Todo cambia todo el rato, es un hecho. No una teoría, ni una interpretación. Por eso me gusta. Por eso tantas veces me sostiene.
⭐ Ni mi cuerpo, ni mi mente, ni el entorno físico y relacional donde estoy, será igual en este momento que en el siguiente. Y cuanto más sea consciente de las posibilidades que introduce el azar en la combinatoria de estos cuatro factores, más posibilidades de que mi sujeto (aquello de lo que hablé aquí y aquí) abra nuevas vías, escape de los siempre y de los nunca, y haga camino al andar.
Para mí esto es clave, por lo que ya veréis cuántas veces remito a esta carta.
Me lo aplico, entre otras cosas, al dolor del cuerpo y cuando tropiezo de nuevo en la misma piedra.
Sobre lo primero, el dolor puede empeorar, por supuesto. Pero también mejorar. Y hacerme consciente del fluir hace que se aligere y que me dé cuenta de pequeñas puertas que me llevan por nuevos lugares.
Y lo segundo es parecido. Es imposible que sea la misma piedra, aunque se le parezca muchísimo, porque no yo ni la situación somos los mismos. De hecho, aquí está la base de mi máxima de "abrir-flexibilizar" para trabajar con la mente (propia y ajena). Y por eso no me gustan las etiquetas (porque fijan, pero a esto le dedicaré una carta entera).
Prefiero el "estoy exigente" frente al "soy exigente" (curioso que en inglés el verbo to be signifique ambas cosas)
En fin, resumo la magia del asunto:
📌 Cuando me abro al "todo cambia todo el rato", surge la creatividad ante lo que me sucede dentro y fuera.
Ojo, esto no implica que no haya imposibles (como que vuelvan los muertos). Al contrario: ¡no puedes bañarte dos veces en el mismo río!
Conexiones
Solo las nombro.
◉ El Mindfulness y el Budismo, en especial, el Zen con su maravillosa «mente de principiante». Ejemplo: El escaneo corporal de los programas de Mindfulness puede servir para observar que cualquier experiencia siempre cambia algo, aunque sea de maneras muy sutiles.
◉ La obra de Winnicott y otros psicoanalistas.
Las referencias a la noción de self en Winnicott y de «sujeto» en Lacan resultan inevitables de la misma manera en la que resulta imposible no pensar en la invitación que desde el budismo se nos hace a reconocer la absoluta insustancialidad e impermanencia de aquello que llamamos «yo».
—Stern, Sergio. El cuenco vacío: Aportaciones de un psicoanalista al estudio del buddhadharma (p. 164). Gedisa Editorial. Edición de Kindle.
◉ Libro "La vida secreta del cerebro" de Lisa Feldman Barrett, una neurocientífica, muy neurocientífica. Lo leí hace tiempo y tomé solo una nota. Bastantes cosas no me gustaron, sobre todo su tipo de argumentaciones, pero sí, su idea principal: no existen las emociones innatas o universales. Y me ha venido a la mente escribiendo este texto por su defensa del funcionamiento humano como emergente de complejos flujos de factores culturales, biológicos y ambientales
◉ La función Autor de Lola López Mondéjar.
◉ Y, por supuesto, la canción "Todo cambia" con Mercedes Sosa.
Terminemos por hoy. Ya iremos ampliando. Que es Semana Santa y quiero intentar descansar. Aunque antes de despedirme, meto la cuña publicitaria:
Acordaros de mis dos pequeños libros este miércoles 😜
¡Cuidaros bonito! ¡Y nos leemos en comentarios, por email o en dos semanas!
Totalmente cierto y a veces muy deprisa, como estamos viendo ahora en el contexto internacional que también nos afecta, aunque no queramos.
Efectivamente todo cambia todo el rato, pero son unos cambios tan sutiles que hay que tener mucha sensibilidad para notar ese cambio