¡Qué difícil y qué importante es valorarse las cosas uno mismo!
Nadie está en tus zapatos, aunque te pueda entender más o menos bien.
Y cada uno tenemos nuestras movidas como para estar pendiente de las de los demás. Ojo, no hablo de nuestro exceso de individualismo (que es otra cuestión a pensar), sino de supervivencia e inercias cotidianas.
En fin, que solo uno sabe lo que le cuestan las cosas y abrir espacio a sentirse contento por cómo se lleva la vida, me parece un pilar fundamental de la felicidad.
Así que, ¡mi alma sonríe y celebra esta edición número 50 de TecleoLento! ¡Y agradece todo lo que posibilita que esté en este viaje y la bonita compañía de los que me leéis! 🥰🙏🏻
Vamos ya con el texto que he preparado hoy.
Mis gafas
Otra metáfora que utilizo muchísimo es la de las «gafas». Vamos a explicarlo de manera sencilla para hacer de esta carta una de esas a las que remito continuamente.
Mis gafas son mi manera de ver y estar en el mundo.
Son únicas, aunque pueden ser similares a muchas otras.
Y cuánto más diferentes sean de las tuyas, mayor dificultad tendremos para entendernos.
Porque si yo veo una mesa azul y tú, roja, por mucho que me argumentes, me traigas a gente que también la ve roja, o a un experto que me hable del material de la mesa o que me explique que yo tengo una anomalía en la retina, yo la voy a seguir viendo roja aunque me pueda plegar y asumir que es problema mío.
Esto es fundamental tenerlo en cuenta, por ejemplo, en las discusiones de pareja.
Pero sigamos.
Acudiendo a la metáfora de la mente es software…
Mis gafas son mis filtros a la hora de percibir el mundo.
Determinan qué tipo de inputs entran en el sistema y con cuánta deformación (si son de cristales rojos, el input "color azul" no los atravesará).
Son consecuencia de cierto software (mapas, esquemas, programas mentales)
Se puede decir que son mis programas para percibir el mundo y a mí mismo.
Hay gafas de cristales rosas, ahumados, con anteojeras, etc. Por lo tanto, lo que veo no es la realidad, sino lo que los filtros de mis gafas me muestran.
Y como especifica el punto cuatro anterior, «lo que veo» incluye a la imagen que tengo de mí mismo (lo que se suele llamar autoconcepto/autoestima y que los psicoanalistas llaman narcisismo).
En verdad, va todo junto: yo y el otro/mundo/vida. Para hacernos una idea de lo que estamos hablando, vamos a poner unos ejemplos estereotipados de gafas:
Soy defectuoso y el otro me va a criticar.
Soy malo y el otro me va a abandonar.
El otro me necesita y yo puedo y debo ayudarle.
El mundo es hostil y, para que me respeten, me tienen que tener miedo
Dos apuntes más para terminar
1º. Cada uno de nosotros tiene diferentes gafas.
El ejemplo más sencillo para mostrarlo es el cambio de gafas asociado a emociones: ¿no te sorprende lo diferentes que ves las cosas si estás triste o alegre?
2º. El trabajo terapéutico con las gafas es delicado.
Por una parte, con ciertas personas es peligroso. Peligroso porque necesitamos gafas para estar en el mundo, con lo cual es mejor unas, aunque sean muy deformantes y oscuras, que ninguna. Y recordemos que cuanto más heridos estemos, más fijeza a nuestras gafas y necesidad de ellas tendremos.
Y por otra, a veces al decir una frase como las que os he dejado en los ejemplos estereotipados, lo que provoca es que se ancle más ese patrón (otro día lo explico).
Propuesta para pensar y conversar
Hay una expresión que ahora se utiliza mucho: "me explotó la cabeza". Se suele aplicar cuando, por algo de afuera, mis gafas se amplían.
Entonces…
▷ ¿Cuándo fue la última vez que algo te explotó la cabeza?, ¿por qué crees que fue?, ¿influyó tu estado o predisposición?, ¿qué te hace pensar ese suceso?
Me despido con una cita
Escuchar es permitirme la posibilidad de ser trasformado por lo que dice el otro. —Javier Melloni.
Cuidaros mucho ☺️🙏🏻
📌 P.D.: El 6 de marzo estaré en Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Pamplona con una charla interactiva sobre el software cerebral. Si vivís por ahí, podéis y os apetece, ¡me encantará saludaros en persona!
Enhorabuena, Mercedes. 50 son muchas cartas y mucho estrujarse el magín. Esto de las gafas me parece básico para poder fluir un poco en la vida. Un abrazo
Te felicito, Mercedes 👏🏼
Abrirnos al diálogo, escuchando de manera activa; sin enceguecernos por nuestras gafas, puede ampliar nuestra perspectiva.
Abrazo 🤗.