Hola, soy Mercedes García Laso, una tipa un poco peculiar. Si no me conoces, decirte que trabajo en psicoterapia con jóvenes y adultos en una pequeña ciudad del norte de España, que tengo una discapacidad de nacimiento y que mi vida es, y ha sido, de lo más "entretenida". También he escrito dos libros con la editorial Eunate.
TecleoLento es un experimento iniciado en septiembre de 2023 y guiado por los versos de Machado «se hace camino al andar». Y se llama así porque, por un lado, mis dedos escriben extremadamente despacio, y por otro, quiero hacer un guiño a la pausa, a la profundidad.
Este año 2025 he pensado hacer ciertos cambios, paulatina y orgánicamente, para favorecer el crecimiento y el disfrute, tanto para ti como para mí. He comenzado por simplificar la descripción pública de la newsletter, apuntando a su esencia:
TecleoLento. Cada dos sábados, reflexiones e inspiraciones, en un lenguaje cercano, para ir haciendo camino.
Así incluiré reflexiones, recursos (desde cursos gratuitos interesantes que voy encontrando hasta versos que me estremecen el alma) y propuestas (para conversar con uno mismo o con otros, o para encender la chispa de la creatividad y del asombro).
No obstante, los puntos de partida del 2023 para las cartas que envío, continúan presentes:
Los textos suelen ser breves o con apartados para que saltes a donde más te interesa.
Los temas giran en torno a lo que me mueve por dentro desde hace ya mucho: psicologías dialogantes, espiritualidades incluidas las ateas, creatividad cotidiana, productividad discapacitada, viajes introspectivos...
Redacto los títulos de manera que veas fácilmente qué carta te interesa.
El estilo intento que sea lo más sencillo posible para que podamos conversar personas de diferentes colectivos.
Tono, cercano e informal pero siempre invitando a momentos de sosiego, de desacelerar.
Y un último apunte, estuve a punto de bautizar este proyecto «Bajo el semblante», en vez de «TecleoLento», porque trabajando en psicoterapia dejo a un lado mi visión del mundo y en estas cartas la expongo con las dudas, incoherencias, emociones, intuiciones, desarrollos, deconstrucciones, etc. que la componen.
En fin, suscríbete gratuitamente si quieres tener dos ratitos al mes para profundizar en el alma, en la vida.
Si luego no te va, darse de baja es tan fácil como apuntarse.
Y me despido con un texto que publiqué en 2017 en el libro Minimapas para Tormentas (que también se encuentra en el blog del mismo nombre). Así me conoces un poquito más.
Mi historia en 850 palabras
García Laso, M. (2017). Minimapas para tormentas: Pequeñas ayudas para el viaje de la vida, Ediciones Eunate.
De nuevo el Día Mundial de la Parálisis Cerebral me lleva al teclado. En el minimapa Parálisis cerebral (página 99) hay una breve pero intensa reflexión general sobre este tipo de discapacidad. En este, sin embargo, he decidido hablaros un poco de mí. Pienso sobre todo en los padres, familia, entorno y profesionales de niños con parálisis cerebral. Pero también en cualquier persona que caiga por casualidad en este minimapa... pues mis dificultades motoras las puedes extrapolar a esas a las que, a ti, lector, te toca enfrentarte en tu vida. Todos tenemos dificultades (algunos más que otros, eso sí) y las mías (bueno, parte de las mías) solo son más visibles.
Como estamos en un minimapa, voy a ser breve... pero a lo mejor cuando sea viejecilla me anime a contaros mis aventuras y desventuras, que han sido de lo más variopintas, la verdad.
Tengo parálisis cerebral desde el nacimiento (1975). Utilizo habitualmente una silla de ruedas eléctrica y tengo dificultades para manejar las manos, hablar y, en general, controlar los músculos de mi cuerpo.
Al cumplir el año comencé la fisioterapia, poco después la logopedia y a los cinco el cole (primero en un aula especial y en 1º de EGB ya en una “normal”). Combinar todo esto ahora veo que debió de ser duro, pero como suele pasar (y basta pensar, por ejemplo, en los niños de las calles de la India), lo vivía con ligereza y alegría (tanto lo físico del sobre esfuerzo, como lo emocional del rechazo y otras cuestiones). Luego llegaron las operaciones de espalda junto a la adolescencia, y con ellas un retraimiento social total. Por fortuna me fui a estudiar fuera (Farmacia a Pamplona) y a partir de ahí comencé, poco a poco, a retomar las riendas de mi vida.
No tengo duda de que he llegado a donde he llegado gracias a mis hermanos, mi padre y, fundamentalmente, mi madre (aunque, claro, como todo ser humano, tenga sus “cositas”, jeje; además de que en mi proceso interior ha sido el vínculo más importante a trabajar). Lo han hecho requetebién, la verdad. Ejemplos: tan importante es la fisio como el jugar; si te caes, te levantas y ya está, como tus hermanos; y, como ellos, primero los deberes y luego la tele; e ir a un cole normalizado me permitió desarrollar habilidades sociales y de empatía, que considero esenciales. Fuera de familia y amigos he de decir que, en vez de apoyos, he recibido obstáculos (ah, y muchísimas palabras bonitas y de admiración, que, claro, se las lleva el viento). Pero esto lo dejo para comentar, quizá, en otra ocasión.
Durante los años que estudié Farmacia, me fui un verano con una familia a los Estados Unidos, me saqué el carnet de conducir (otra de las cosas de las que me sentía incapaz), y también tuve muchísimos problemas físicos por el sobre esfuerzo. Acabé entre los cinco mejores expedientes de mi promoción y comenzó una época oscura de búsqueda de trabajo.
En esta temporada seguía con mi automático de “hacer-hacer-hacer y no escucharme”, que tan lejos me había llevado. Sin embargo, por suerte, la Vida me fue conduciendo a estar más sensible a mi voz interior y así dejé un trabajillo que tenía y, con la oposición de casi todo el mundo, me fui a Salamanca a estudiar Psicología, manteniéndome con mis ahorros. No sabía a dónde me llevaría aquello, pero me lancé a la piscina de mi deseo. Acabé en poco más de tres años, preparé el PIR (equivalente al MIR de Medicina) y obtuve el número uno.
Realicé la residencia en Zaragoza y Barcelona. Luego trabajé en centro de salud. Y posteriormente para asociaciones y en consulta privada, donde continúo actualmente acompañando a todo tipo de personas. La psicoterapia es claramente mi pasión y lo que se me da bien hacer (me suelen decir que mi hablar es diferente; mi escucha en consulta, transformadora), y me siento realmente afortunada por haber encontrado mi deseo, mi río, y dejarme llevar por él, a pesar de remolinos y demás dificultades (externas e internas).
En Zaragoza también comenzó definitivamente mi viaje interior. Desde entonces he cambiado muchísimo y me ha pasado de todo. He vivido mucho tiempo sola y me encanta. Ahora vivo con mi pareja y también me encanta. Me gusta viajar sola; reírme con mis amigos; meditar; desfasar; sentir lo que siento por mi chico... Y alcanzar todo esto no ha sido nada, nada fácil.
Todos somos diferentes y cada cual a de des-cubrir (construir) su propio y singular camino. O sea que nada de ejemplos ni inspiraciones. Yo a veces me siento una cabra que intentó ser oveja y acabo el minimapa con esta cita, que me encontré el otro día y me resuena muy profundo:
Todo lo que nos sucede entendido adecuadamente, nos conduce a nosotros mismos. (Carl G. Jung)