La semana pasada os hablé de meditar. Y por comentarios que he recibido, quizá es necesario cierto marco para los que todo esto os pilla de nuevas. Además, esto lo voy a hacer dejando en TecleoLento un post de referencia para este intento, en el que me he embarcado, de elaborar un esbozo de mapa sobre la mente y el alma.
Como todo lo demás, pero este texto especialmente, será un "making progress". Hoy muy básico. Y lo iremos complementando con otras perspectivas, fundamentalmente psicoanalíticas.
Productos del cerebro de los que podemos ser conscientes
Vamos a hablar sobre tres de los cuatro productos de nuestro cerebro de los que podemos ser conscientes.
Nuestro sistema nervioso hace muchísimas cosas. Desde gestionar las hormonas hasta mover nuestros intestinos. Pero si os paráis a pensar, solo somos conscientes de cuatro: pensamientos, emociones, sensaciones y atención (de dónde está en este momento mi atención).
Apunto: con sensaciones me refiero a lo que me llega por los cinco sentidos, más las sensaciones internas (hambre, dolor de articulaciones, hormigueos en los dedos...), más lo que me hace ser consciente de mi movimiento, de lo que hago.
Bien, pues en esta carta vamos a tratar de los pensamientos, emociones y sensaciones, a través de un texto reciclado del libro Minimapas para Tormentas. Vamos allá.
Pensamientos, emociones, sensaciones
Intenta no pensar en un elefante rosa, ¡inténtalo, por favor! Venga, de nuevo, trata, esfuérzate, no pienses en un elefante rosa... ¿Lo has conseguido hacer? ¿Qué le ocurre a nuestro cerebro? ¿Por qué es tan puñetero que cuanto más me empeño en no pensar en algo, y cuanto más importante es para mí no hacerlo, más me taladra la cabeza?
Y otro tanto ocurre con las emociones: o me arrastran con consecuencias indeseables (como abandonar el despacho de mi jefe con un portazo); o las bloqueo provocando, entre otras cosas, somatizaciones (contracturas, problemas digestivos, etc.); o me empeño en evitarlas dejando a un lado lo importante (me recluyo en casa para aliviar la ansiedad, pero a la larga mi vida se reduce a ese “intentar no sentirme tan mal”, abandonando intereses personales, profesionales y relaciones).
¿Por qué nos identificamos con nuestra mente (pensamientos y emociones) y no tanto con nuestro cuerpo? Mi manera de pensar y de sentir no es la misma que cuando era niña, va variando en el tiempo... por lo tanto, no puedo decir que esta sea yo, ¿no?... y además unos días lo veo todo negro y otros todo rosa, y yo sigo siendo yo y los objetos los mismos...
Pues bueno, resulta que el cerebro es una continua fábrica de pensamientos y sentimientos, y un paso transformador es considerarlos así, como productos de nuestra mente, como sucesos en nuestra mente.
No es una tragedia pensar “soy una inútil”, es solo un pensamiento: se puede razonar con hechos para comprobar que no es así. Pero lo esencial es no darle mucha importancia (considerarlo como un dolor de cabeza más o menos fuerte) y continuar conduciendo mi vida hacia donde yo decido, en la medida en que pueda.
“Eres una casa llena de muebles. Los muebles no son y nunca serán la casa. Los muebles son lo que está dentro de ella. La casa solo contiene a los muebles y les da el contexto para que puedan funcionar como muebles. Ahora, si consideráramos a los muebles como buenos o como malos, esto no diría nada respecto al valor casa, porque una cosa son los muebles y otra la casa. De la misma manera, lo que piensas o lo que sientes no eres tú: tus pensamientos y emociones son los muebles, y tú eres la casa (el espacio donde ellos aparecen y desaparecen).”
––Metáfora de La Casa, tomada de Terapia de Aceptación y Compromiso.
Si comenzamos a incorporar esta perspectiva habremos dado un paso de gigante: no se trata ya de controlar los pensamientos, sino de observarlos, dejarlos y dirigir la atención que podamos hacia donde decidamos en ese momento. No se trata tampoco de evitar las emociones que no nos gustan, sino de sentirlas en el cuerpo y poner algo de distancia entre el “objeto que ellas son” y el “yo observador”. Y esto es lo que se practica precisamente en la meditación.
Además, esta distancia nos permite trabajar con los elementos que pueden estar provocando o favoreciendo esos pensamientos y emociones, para abrir posibilidades y así ganar salud y libertad (lo veremos cuando hablemos de la asociación libre)
Lo que os acabo de comentar es simplemente una primera aproximación a cómo se entiende actualmente desde la ciencia el funcionamiento de la mente.
¿Y las sensaciones/percepciones?, os preguntaréis. No he hablado de ellas para simplificar las cosas. Ya que a todos nos parecen como más objetivas que las emociones y los pensamientos. Pero, en realidad, no lo son tanto porque percibimos según nuestro sistema nervioso (una mosca ve un mundo totalmente diferente al que veo yo; y lo que veo yo tampoco es igual a lo que ves tú). Encima todo está mezclado: ejemplo, ante una misma escena, una persona puede sentir miedo; otra, dolor de cervicales, y otra, obsesionarse con un detalle sin importancia.
Continuaremos. Hoy lo dejamos aquí. Podéis dejarme en los comentarios preguntas sobre este tema y responderé en lo posible. Hasta la próxima semana 😊🙏
.