El 10 de octubre es el Día Mundial de la Salud Mental. Copio este párrafo de la Wikipedia:
Es un día y una conmemoración establecida y organizada por las instituciones de acuerdo con entidades y colectivos de familiares y profesionales. En contraposición, se celebra anualmente en cada vez más países el Día del Orgullo Loco, organizado por colectivos de supervivientes de la psiquiatría que consideran que son un colectivo al que se ha invisibilizado, tutelado y marginado, y que buscan visibilizar sus problemas causados precisamente por los agentes, organizaciones e instituciones sanitarias, familiares y profesionales. En general, dentro del Orgullo Loco, hay discursos de crítica y oposición a los diagnósticos del DSM y CIE en contraste con la temática anual del día de la salud mental, que suele estar relacionado con una etiqueta psiquiátrica.4 5 6
Otro año, si eso, entro en la polémica. Además, tengo todavía pendiente ver la película 55 pasos (2018) con Helena Bonham Carter, recomendada por Silvia García Esteban en Reverso Podcast.
En este espacio de TecleoLento hablaremos mucho de salud mental. Hoy con esta carta inauguramos explícitamente la temática. Y no sabía cómo hacerlo. Al final he decidido hablar de…
Aquiles, Pandora y otras cosillas
¿Conocéis la historia de Aquiles? Si no es así, buscadla por la web (para no alargarme con el teclear). No obstante, os la resumo en una frase con spoiler incluido.
Aquiles era un grandísimo guerrero, curtido en mil batallas, casi inmortal, muy valiente y fuerte, ¡pero, ay, una pequeña flecha en el talón se lo llevó al otro barrio!
No fue un hachazo en el pecho, sino algo de poca importancia que le impactó en su punto débil. Esta es una de las metáforas que suelo utilizar cuando llega una persona a consulta que hasta determinado momento ha estado bien, llevando una vida normal, y, de repente, algo más o menos importante o una aparente tontería le tuerce la vida.
Puede venir con una depresión, unos síntomas obsesivos u cualquier otra forma de padecimiento psíquico, más o menos serio. La frase más frecuente es: No me reconozco.
A veces, según la persona, sustituyo a Aquiles por un gran barco robusto que ha resistido terribles tormentas, pero que se puede ir a pique si algo le da en su línea de flotación.
Esto nos pasa a los humanos y cada uno tenemos un punto débil diferente: así unos resisten presiones en el trabajo increíbles y de repente se hunden por un desamor; otros, de forma incomprensible para su entorno, hacen aguas por un ascenso, etc. Aunque hay quien tiene suerte y en el combate de la vida nada le golpea en el talón.
Hablo de punto débil, pero podría ser más adecuado nombrarlo como interruptor. Algo aprieta el “on” de una maquinaria de nuestra mente que desconocíamos.
En todo caso, lo que sucede en estas crisis es que se abre la caja de Pandora. Y, aunque se puede bajar la tapa con un poco de medicación, por ejemplo, no está cerrada, solo parece cerrada. Por lo que con un estímulo mucho más ligero que el primero, se vuelve a abrir y aparece una “recaída”.
Por otra parte, también se pueden entender este tipo de situaciones, como que hasta ese momento hemos tirado para delante, hemos sobrevivido, hemos llegado a donde hemos llegado, gracias a ir escondiendo sufrimientos y demás bajo la alfombra.
Y esto lo vemos, por ejemplo, en personas con infancias duras que han luchado mucho para construirse, o construir para sus hijos, un futuro mejor: el hacer les ha servido para escalar y también para esconder lo que no querían ver o sentir.
Lo que pasa es que llega un momento que ya no cabe más bajo la alfombra (y no nos sirve lo que hasta ahora nos servía). O hay tanto bulto, que nos tropezamos una y otra vez sin entender qué ocurre. O directamente, por los gases que la basura acumulada va formando, explota el asunto. Toca entonces hacer una “limpieza general”.
En línea con esto de la alfombra, los pacientes encuentran sus propias metáforas, ¡que siempre son las más interesantes! Un ejemplo: vaciar la mochila que ya me ha lesionado las rodillas. Otro: “iba tan a tope, que solo me daba la vida para echar al trastero todo lo que me estorbaba para seguir con lo urgente. Ahora toca bajar y poner cada cosa en su sitio. ¿Eso es lo que los psicólogos llamáis elaborar, verdad?”
En fin, espero que alguna de estas analogías os sirva para abrir el pensar sobre salud mental (propia y ajena). Ya iremos profundizando.
¡Buena semana!


¡Que bonitas metáforas Mercedes! ¡Y lo que cuesta barrer debajo de la alfombra!