Arteterapia: Mini entrevista a Ana Sánchez Velasco y mis notas de un taller
Coincidí con Ana en 2004 en clases de teatro... Veinte años después nos encontramos por las redes... Y entonces vuelve a mí lo que escribí hace 10 años. Curioso
Queridos lectores, hoy os traigo la primera de las mini entrevistas que quiero incluir, de vez en cuando, en TecleoLento.
Lo que me mueve a ello es compartir perspectivas diferentes que nos puedan ayudar a contactar más con la vida. Ya me diréis qué os parece esta iniciativa y cómo os resuena lo que vaya publicando.
También os incluyo un texto muy personal que escribí en 2014 sobre una experiencia con la Arteterapia. Espero que os sirva para acercaros a la extraña magia de esta disciplina.
Vamos a ello.
Mini entrevista a Ana Rosa Sánchez Velasco, arteterapeuta en Pamplona.
Coincidí con Ana sobre 2004 en clases de teatro. Ella estudiaba bellas artes y yo psicología. La ciudad, Salamanca.
Nos perdimos completamente la pista y de repente, en 2011, creo, nos encontramos en Benasque (Huesca) en unas jornadas de terapias creativas, donde incluso hicimos una performance juntas.
De nuevo, nuestra relación simuló al Guadiana. Y es bello que sea así.
En la vida hay personas que son como fuegos artificiales y otras, como huertos. Dos simples analogías para ejemplificar el infinito y cambiante universo de relaciones posibles.
En fin, en septiembre decidí empezar un poco en Instagram y ¡oh, sorpresa, allí estaba Ana!, con esta cuenta tan interesante @traza_espaciocreativo • Instagram
Hoy le lanzo una serie de preguntas breves para responder con «lo primero que pase por la cabeza». Y después otra de respuesta más pausada. Vamos allá. Os dejo el audio y el resumen en texto.
¿Un sabor? El mango
¿Un aroma? El sándalo
¿Un tacto? Piel tocando piel
¿Un sonido o una canción? Las olas del mar 🌊
¿Algo para ver? Un atardecer
¿Un autor? Arno Stern
¿Tu lugar de casa favorito? La ducha, adoro el agua
Tus domingos, ¿cómo suelen ser? Limpieza, ordenar, paseos y película
¿Y tus martes? Creando proyectos, haciendo talleres y buscando ratitos de goce
¿Cómo haces para escucharte? Paro y me siento en silencio, a veces me hablo o me canto para oírme la voz.
— ¿Cómo nos puede ayudar la arteterapia en la relación con nosotros mismos, con los otros y con la vida?
— De diversas formas dependiendo de la persona, sobre todo porque Arteterapia es el encuentro humano. Nos puede facilitar un campo de no palabra que abre todas ventanas: el mundo sensorial y sensible, los sueños, deseos, bloqueos… Todo ello desde la experiencia real de crear y esto es muy valioso porque nos permite conectarnos.
Si os ha sabido a poco, acudid a su Instagram, que está repleto de belleza, juego y conocimiento.
Vamos ahora con la segunda, y última, parte de esta carta.
Un texto que escribí en 2014 a partir de un taller de arteterapia (ver original aquí)
«Relato de un des-cubrimiento –la magia de la arteterapia»
Cada día veo y saludo la lámina que tengo en el baño. La pinté hace algo más de un año, en un taller de arteterapia con Tina Reus. La consigna fue sencilla: “atiende a qué parte de tu cuerpo necesita ser escuchada y déjate crear”. De inmediato mi útero hizo figura y con cierto escepticismo comencé a buscar el material con que trabajar.
Este escepticismo procedía de mi experiencia de bloqueo en este tipo de labores… a lo que tampoco ayuda, desde luego, mis dificultades por mi discapacidad con los “trabajos manuales”. Yo disponía de una silla pero el resto de mis compañeros estaban tirados por el suelo, al igual que el material: témperas, telas, hilos, tijeras, plastilina… incluso purpurina había. Así que decidí coger unas simples ceras, una cartulina y una tapa de caja que me hiciera de mesa, para al menos encontrarme medianamente cómoda.
Lo que ocurrió ese día ha dejado profunda huella en lo que yo soy.
Por una parte, sin saberlo creé el emblema para un punto de inflexión importante en mi vida… o tal vez el propio punto de inflexión, no lo sé. Lo que sí sé es que a partir de ese momento algo cambió en mí y el autocuidado del cuerpo de mujer salió de las ciénagas… aunque él aún no se lo cree del todo y probablemente sus heridas siempre supurarán de vez en cuando. Por esto último, enmarqué la cartulina y la colgué en el baño… para recordarme atender a ese dolor y abrazarlo, y que no vuelva a la sombra, o que vuelva de a poquito rato, y así no se infecte más con el barro.
Por otra parte, el propio proceso de creación ha sido un profundo aprendizaje sobre la vida. Y utilizo el pretérito perfecto porque el darme cuenta ha sido reciente.
Para empezar, un detalle que ya en la asignatura de dibujo en el instituto (donde inventé mi propia manera de pintar) inconscientemente sabía: si hago desde mi particularidad pueden aparecer cosas interesantes; si, por el contrario, intento e intento acercarme a los parámetros “normales”, acabo agotada y frustrada. No obstante, ahora me dejo sentir la envidia tristona, cuando así surge, que hasta hace no mucho reprimía… pues los sentimientos, como el agua, han de fluir… y no estancarse ni en el bloqueo continuo ni en un sentir determinado.
Bien… comencé cogiendo una cera roja. No tenía ni idea de qué pintar. Así que dibujé una pequeña esfera. A partir de ahí, dejé que lo que iba pintando fuera guiando mi siguiente trazo… en un diálogo sin palabras, como en una danza… y surgió algo completamente inesperado, que al acabarlo me parecía imposible que fuera obra mía… que mis torpes garritas hubieran parido semejante belleza. Aún hoy no me lo creo y siento que fue algo ajeno a mí quien lo pintó.
No obstante, la enseñanza estaba ahí, no en el destino sino en el camino –haber llegado ahí, solo ancla en un objeto todo el proceso de creación–: Vivir es bailar con la existencia.
La danza es escucha… escucha de mí, de mi compañero y fundamentalmente de ese algo que nos engloba a ambos. Mi compañero puede ser otra(s) persona(s) y/o la música (o cualquier otro “otro”, como tal vez un bosque)… él hace algo a lo que yo respondo que a su vez influye en el siguiente movimiento… y si me dejo, me podré dar cuenta de que he conectado con un flujo impersonal donde “sujeto-objeto” desaparece.
No es ya pensar qué quiero, sino contemplar, concienciar, el deseo.
En fin… así voy construyendo ideales que me permitan frecuentar el vacío… y comprobando, una vez más, cómo al “crear” fuera, se crea, se des-cubre, dentro.
Hola Merce, felicidades. Yo no sé si celebras tu santo, pero el 24/Septiembre es una fecha querida para mi. Felicitarte también por tu testimonio arterapéutico. “Vivir es bailar con la existencia”. Sabio y bello. Un abrazo.