Mi cigarra y mi hormiga acuerdan espaciar estos emails
(Y os cuento otra versión de la fábula)
Queridas personas: he decidido ampliar y flexibilizar la frecuencia de envío de estas cartas. A partir de ahora será cada uno o dos sábados.
Escribir cada semana me estaba suponiendo demasiado tiempo y agobio. Y para mí, a estas alturas de mi vida, veo un poco absurdo estresarme por algo que elijo hacer fuera del trabajo y las obligaciones. Además (y quizás ante todo) de que no estoy siendo coherente con la filosofía de este espacio de TecleoLento: mirar hacia dentro, reflexionar y conversar requieren ir despacio para ir profundo.
Aunque estoy muy contenta de todo lo que he avanzado respecto a mi pedrada de "aprovechar el tiempo", todavía, en cuanto me despisto, me vuelvo a perder en "todo lo que tengo que hacer". La hormiga toma el mando, mientras la cigarra suspira resignada.
Agradecida estoy, no obstante, de que ahora me doy cuenta y busco, y rebusco, maneras de parar. Creo que casi siempre es posible. Es el propio aceleramiento el que nos empuja a hacer scroll en Instagram, en vez de disfrutar el momento de darme esa crema que tanto me gusta.
Tardo muchísimo en escribir. A la vez, me suele sentar bien, aunque a veces me desespere. Por eso sigo por aquí. Además, en poco os traeré una sorpresa. Un fruto de esto de empeñarse en teclear. Y me viene, salvando las abismales distancias, Bayona y su empeño de más de diez años con la "Sociedad de la nieve". Y es que, queridas y queridos, la hormiguita de la fábula, si va a favor de la vida, es la ostia.
✨ Encuentros
Al hablaros de la cigarra y la hormiga, me he acordado de este texto que escribí a principios de 2018. Ya no comparto todo lo que pone, pero me siguen pareciendo interesantes estos dos personajillos para acercarnos a nuestros conflictos.
La fábula “La cigarra y la hormiga”
Hace tiempo una amiga me contó que antiguamente había varias versiones de la famosa fábula “La cigarra y la hormiga” y que la que conservamos es la que, obviamente, más le convino a nuestra cultura judeo-cristiana.
Como recordaréis, la historia ensalza los valores del trabajo y sacrificio, de la previsión y planificación, y del control y acción eficaz. Todo muy occidental como veis, y opuesto al Mindfulness y Wu-wei oriental tan de moda ahora.
Ya Aristóteles decía que en el punto medio está la virtud. Y yo puntualizo un poco más y sugiero que es en la flexibilidad donde reside lo virtuoso. Es decir, quien es hormiga quizá le convenga desarrollar un poco a su cigarra para no ser siempre hormiga o ser una hormiga más acigarrada, y viceversa.
La flexibilidad amplía las posibilidades adaptativas, la libertad de la persona y el abanico de vivencias que la vida nos puede traer: en pocas palabras, hace la vida más plena.
Por otra parte, como dice Javier Melloni, Oriente y Occidente están llamados a conjuntar sus modos de proceder: empuje y serenidad, conocimiento y sabiduría, determinación y fluidez, cálculo y espontaneidad; para ir transformando el mundo y a nosotros con él.
Aunque también “cigarra y la hormiga” aglutinan muchos más simbolismos como Apolo vs. Dionisio, o el Perro de Arriba vs. Perro de Abajo de la Gestalt.
Pero vayamos ya con la “otra” versión de “La cigarra y la hormiga”:
Erase una vez una cigarra y una hormiga que vivían en un pequeño bosque bajo un agradable sol. La hormiga dedicaba toda su jornada a buscar y almacenar alimento para el invierno. Se acostaba agotada y, sin embargo, a veces le costaba dormir por preocupaciones o por sentirse culpable por algo que no había salido bien.
La cigarra por su parte, según fuera el día, hacía música sola o con amigos, paseaba al sol o disfrutaba de la lluvia bajo una hoja. Y por la noche contemplaba las estrellas y respiraba.
Y resultó que antes del invierno, llegó el otoño y llovió tanto, tanto, tanto, que cigarra y hormiga estiraron la pata.
Da igual el tiempo mientras nos mandes estas pinceladas…..hay que ser un poco más cigarra jeje
Gracias Mercedes